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Biomagnetismo :
una creciente alternativa
(El artículo original en inglés
lo encuentra en la página:
http://www.mexiconews.com.mx/miami/17590.html)
POR KELLY ARTHUR GARRETT
El Universal
1º de Abril de 2006
En una tibia mañana,
no hace mucho, toqué el timbre en las afueras de un pequeño
edificio en uno de los inefables e innumerables barrios que constituyen
los atestados suburbios, cerca de la línea fronteriza de ciudad
de México.
Me saludó Rolando Bravo Vargas, un hombre de mediana edad con ojos
alegres y seguro de sí mismo, pero cuyo trato no impresionaba muy
favorablemente.
Me llevó por una escalera hacia a un cuarto de mediano tamaño
que sirve como su oficina, lugar de espera y de tratamiento.
El Dr. Bravo tiene una formación de psicólogo, pero durante
varios años hasta la fecha, ha estado practicando un terapia alternativa,
"hecha en México", conocida como biomagnetismo médico.
Pero él no está solo. Pida usted una estimación del
número de practicantes del biomagnetismo en México y a menudo
escuchará un número de 1,000 como respuesta.
Tan sólo averiguar cuántos pacientes están tratándose
con todos estos sanadores de biomagnetismo es difícil de saber
con seguridad, pero sin duda el número se ha elevado como un cohete
desde el cambio de siglo.
"Ellos están haciendo filas", dijo el Dr. Bravo.
Para explicarme su disciplina el Dr. Bravo dio unos golpecitos en su mesa
para examinar y me invitó a acostarme. La mesa era más espaciosa
de lo que normalmente es una camilla de un médico convencional,
y considerablemente más cómoda.
A lo largo de uno de los bordes había varios montones de discos
magnéticos circulares, que para todo el mundo parecerían
platos puestos en una barra de pesas. Éstas son las herramientas
del oficio del Dr. Bravo, la fuente del poder que él dice puede
curar casi cualquier enfermedad, incluyendo el cáncer, el SIDA
y la artritis.
"Nosotros no usamos ninguna medicina mas que éstos",
dijo, mientras apuntaba a los imanes de baja a mediana intensidad.
Pero para el diagnóstico - que determina lo que necesita ser tratado
- el Dr. Bravo dejó los imanes al lado. En cambio tomó mis
dos tobillos, los levantó alrededor de 15 centímetros sobre
el nivel de la mesa, y me dijo que iba a mencionar nombres de algunos
órganos internos.
"Si usted tiene
cualquier patología, su pierna se va a acortar", dijo.
Hizo como había prometido, voceando firmemente pero sin gritar,
el órgano en cuestión: "Cápsula renal"
Bingo! . Las glándulas sobre mis riñones deben haber respondido
negativamente.
"Su pierna se acortó", dijo el Dr. Bravo. "Si yo
jalo sus piernas no se emparejan."
La reacción fue la misma con el próximo órgano mencionado,
la vejiga. Luego en una secuencia, el Dr. Bravo vociferó los nombres
de varias otras partes del tracto urinario, como un portero que anuncia
la llegada de invitados. "Uretero!" Pausa. "Uretra!"
Pausa. "Riñones!"
"Usted tiene una infección urinaria," anunció.
"Esa es la razón de por qué siente esa incomodidad
en el área de sus riñones." (Esto no era un tiro en
la oscuridad; yo había mencionado esa incomodidad momentos antes).
Esta parte del procedimiento no es el biomagnetismo per se, sino un tema
relacionado llamado bioenergética. "Yo podría haber
hecho el diagnóstico con los imanes, pero habría tomado
mucho más tiempo, dijo el Dr. Bravo. Lo que hago en cambio es preguntarle
a su cuerpo qué es lo que está mal en él."
En ese momento contemplé a través de las persianas venecianas
el tráfico en la Avenida Adolfo López Mateos más
abajo, y empecé a pensar en el café del Starbucks calle
abajo. También me preguntaba por la mejor forma de traducir "Usted
está tirando de mi pierna" de modo que el doble significado
aflorara.
El Dr. Bravo captó la onda y sonrió pacientemente. Los "imanes
son energía, y así lo es también la voz", explicó.
"La información alcanza a la corteza cerebral y los órganos
responden a través del sistema nervioso."
Después puso un imán con carga negativa entre mi espalda
y la superficie de la cama bajo un riñón. Mi pierna permanecía
contraída, me aseguraron. "Cuando yo pongo el otro imán
positivo, en el otro lado, sus piernas vuelven a la normalidad",
dijo. "Eso significa que los imanes están trabajando en el
problema."
Luego posicionó más pares de imanes encima de otros órganos
consultados, y dijo que permanecerían puestos allí durante
aproximadamente 20 minutos.
Anticipándose a mi próxima pregunta, agregó, "se
necesita más de una sesión para librarse de la infección.
Esto no es magia."
SIN DOLOR, SIN BASTÓN,
Algunos meses antes, otro hombre se había relajado en la misma
mesa. Un economista que vive cerca en Satélite, él se había
deteriorado a partir de una infección después de una cirugía
al corazón, lo cual le causó dolorosas ulceraciones en los
tobillos. La infección se pudo controlar, pero no las heridas.
Tenía que caminar con un bastón, y sufrir insoportables
procedimientos de lavado diarios.
Después de 12 meses, seis especialistas, incontables tratamientos
y aún más medicamentos, buscó al Dr. Bravo.
"Yo había leído acerca del biomagnetismo, de modo que
no me pareció tan extraño, como podría haber sido",
dijo el economista quien pidió que no se usara su nombre.
"Hubo mejoría después de una semana, lo que hizo más
fácil para mí que continuara con el tratamiento. En seis
meses, las heridas se habían ido completamente." Ningún
dolor, ningún bastón.
¿Cómo curan los imanes?
Los partidarios del biomagnetismo apuntan a varias teorías más
o menos emblemáticas de su disciplina. Uno es la convicción
de que casi toda enfermedad es causada por microorganismos - bacterias,
virus, hongos y parásitos. Según Bravo, ondas de energía
magnética, estratégicamente dirigidas, pueden matar los
microbios alterando su ADN.
Pero hay más que eso. Los bichos prosperan cuando la proporción
ácido-alcalina del cuerpo está alterada, o en áreas
donde la polaridad magnética norte-sur entre dos "puntos energéticos"
en el cuerpo está fuera de equilibrio. Muy parecido a la teoría
de la acupuntura, los investigadores del biomagnetismo han identificado
aproximadamente 250 de estos puntos, donde las ondas magnéticas
dirigidas pueden corregir problemas de Ph y de polaridad.
Como con la mayoría de las aproximaciones alternativas, el biomagnetismo
enfatiza el tratamiento de la condición subyacente, no sus síntomas.
De modo que no es tan simple como colocar imanes en cualquier parte donde
duele.
"Si usted tiene dolor de estómago, poner los imanes en su
estómago puede que no necesariamente lo sane", dice el Dr.
Bravo. "Quizá su estómago le duele porque usted tiene
hepatitis, lo cual involucra al hígado y no a su estómago."
El economista puede dar testimonio de aquello. "Él puso los
imanes en muchos lugares, pero nunca en mis tobillos, donde estaban las
heridas", dijo.
UNA CUESTION DE RESULTADOS
No es sorprendente que pocos médicos convencionales o investigadores
médicos, ofrezcan mucho en el sentido de avalar una modalidad que
se apoya en la energía magnética para curar las enfermedades
diagnosticadas a través de una "conversación"
con los órganos.
"No hay ninguna base científica para concluir que pequeños
imanes estáticos puedan aliviar el dolor o influir en el curso
de cualquier enfermedad", dice el Dr. Stephen Barrett, quien examina
lo que la literatura médica tiene que decir sobre las terapias
alternativas, y sube los resultados a un sitio web llamado Quackwatch
(vigilante de curanderos charlatanes). "De hecho, muchos de los productos
actuales no producen ningún campo magnético significativo
sobre o bajo la superficie de la piel," comenta.
El Dr. Bravo se encoge de hombros frente al escepticismo, reconociendo
calmadamente que "ellos no nos creen." Realmente, él
no discrepa de la crítica referida a las pulseras, los cinturones
y otros artilugios magnéticos que se venden como dispositivos curativos.
"Aquello no tiene nada que ver con lo que nosotros practicamos",
dice.
Más aún, el biomagnetismo es una práctica completamente
nueva que no se identifica con la "magnetoterapia" y otras aproximaciones
al tema de la curación magnética, que el mundo ha conocido
desde los antiguos egipcios.
La práctica del Dr. Bravo está basada en la investigación
publicada por primera vez en 1988 por Isaac Goiz Durán, un cirujano
mexicano que todavía ejerce y hace las veces de faro guiador en
esta disciplina.
Se requiere el entrenamiento bajo un programa dirigido por el Dr. Goiz,
para ser reconocido como un legítimo sanador biomagnético.
La Universidad de Chapingo en Texcoco, Estado de México, el epicentro
nacional de las medicinas alternativas, cuenta con tal programa. Hay también
un Centro de Investigación de Biomagnetismo Médico en Insurgentes
Sur en México, D.F. (Tel: 5591-1000), que podría ser un
buen lugar para empezar a buscar, si es que usted esta considerando hacer
un intento con los imanes.
Las terapias alternativas continuarán existiendo ante el desprecio
oficial que muchas de ellas reciben (a excepción de la acupuntura
y algunas hierbas) mientras que aquellos que las usan no perciban resultados.
Ya sea que esos resultados puedan atribuirse al efecto placebo - es decir,
sentirse mejor porque usted fue convencido de que se sentiría mejor
- o también a la efectividad del propio tratamiento alternativo,
esta es una característica que no hará mucha diferencia
para la mayoría de las personas.
En el caso de la medicina biomagnética en México, más
y más personas están claramente encontrando algo que vale
la pena en ella. "Soy un economista lo que me importa son los resultados,
independiente de cualquier cosa que usted pueda pensar de esta teoría",
dijo nuestro amigo de Satélite. "En mi caso, los resultados
fueron claros. Y para mí, eso es una bendición."
Kellyg@prodigy.net.mx
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